10 de agosto de 2007

¿Hasta cuándo dejará la dirigencia roja soñar a Funes?

Mauricio Funes, a quien la sed desértica de poder lo tiene trastornado, ha perdido la vergüenza y anda gritando a los cuatros vientos sus tendencias autoritarias comunistas las cuales quedaron al descubierto durante la cobertura de la elección presidencial del 2004 cuando a pocos minutos luego de haber cerrado las urnas declaró a Schafik Handal como ganador.
El iluso de Funes se la ha tomado en serio las declaraciones hechas por la dinosaurios rojos. La vanidad y sed de poder le han traicionado y ahora anda por todos lados recogiendo dinero según él para su candidatura del FMLN. La pregunta es: ¿hasta cuándo dejará la dirigencia de los dinosaurios rojos seguir soñando a Funes con una posible candidatura? ¿Cuándo dará Mauricio Funes su entrevista a El Faro retractándose de sus aspiraciones políticas? Por el momento, aprovechamos para compartir el editorial publicado por El Diario de Hoy el 8 de agosto:

Vaya compañía la que éste se ha buscado
El Diario de Hoy
Miércoles, 8 de Agosto de 2007
En ningún momento los rojos abjuraron de la violencia ni profesaron lealtad a los principios, prácticas y tradiciones de la democracia


M
auricito "el rojo" ha declarado "sus simpatías" por el comunismo, el movimiento de Schafik, de los secuestradores Cayetano Carpio y la Mélida, de Belloso, Casetera y "Marcelo", de los matavacas y mataalcaldes. Al salirse del closet, dos cosas sorprenden: la primera, que el postulante crea que necesita confesar lo que una significativa mayoría de salvadoreños sabe desde que inició como entrevistador; la segunda, que no le avergüenza sumarse a un partido de corte totalitario que carga con un negro historial.

Todo periodista al igual que todo ser humano tiene el derecho de sustentar ideas, de apoyar y afiliarse a movimientos políticos, de defender creencias. Pero una cosa es situarse al buen lado de la moral, de los principios cívicos, de las prácticas éticas y de la civilización y otra hacer causa común con los que predican y echan mano de la violencia, se valen del engaño para avanzar sus causas y buscan derrumbar la democracia y el Orden de Derecho para suplantarlas por despotismos.

¿Dónde es que existen los paraísos asentados en la doctrina y las posturas de la extrema izquierda salvadoreña? ¿En qué lugar de la tierra y en qué momento de la historia hubo un régimen comunista respetuoso de las libertades de la persona que además brindara a sus súbditos prosperidad, alegría y dignidad? ¿Cuáles son los grandes intelectuales, creadores de riqueza y empleo, personas de bien y ciudadanos ejemplares que militan en el comunismo aquí en El Salvador?

Fuera de oponerse a todo, de predicar la revolución, de sembrar pesimismo y prometer lo inalcanzable, nadie conoce con exactitud, ni siquiera ellos mismos, lo que harían de positivo y de sensato de darse la desgracia de que llegaran al poder. En los municipios donde desgobiernan, la corrupción, la nula ejecución de obras de beneficio general, la práctica de malversar fondos públicos, la negativa a rendir cuentas, las compras amañadas y el reparto de empleos a sus compinches es lo que los caracteriza.

En ningún momento los rojos abjuraron de la violencia ni profesaron lealtad a los principios, prácticas y tradiciones de la democracia ni se comprometieron a ajustar sus programas y esfuerzos a lo que el sentido común, la lógica y la decencia obligan. Lo único que guía sus actos y sus pasos es su propio provecho y el interés personal y sectario de sus cabecillas, capaces de vender a la madre o llevar a cabo una carnicería con tal de alcanzar sus objetivos.

Hay reglas para la persona decente

No hay ni instituciones ni sociedades perfectas, pero hay principios, tradiciones, valores y legados que son incorruptibles, que participan de lo eterno y que son el soporte y la referencia de todo lo que de noble, edificante, hermoso y positivo hay en el mundo de los hombres. Un individuo puede fallarle a su conciencia y errar por insensato, pero eso no resta validez ni esplendor a lo que la humanidad ha venido atesorando y que es la base de su progreso y sus grandes avances. Por el contrario, aunque se tengan o se crea tener buenas intenciones en lo que alguien emprende, si no basa su quehacer en lo que es bueno, lógico y decente, sólo fracasos y maldades puede generar. Todo salvadoreño debe pensarlo antes de acuerpar y propagar doctrinas propias de fanáticos.