Sobre transparencia y honestidad
Desde su llegada al poder, la nueva administración ha olvidado las palabras del discurso del Presidente electo Funes y ha optado por el discurso revanchista del día de juramentación del M Funes. Aquellas palabras de estadista del candidato triunfador la noche de las elecciones quedaron en discurso. Las acciones nos han comenzado a dar la razón de todo lo que se sospechaba en la campaña.
Como era de esperarse, los rojos populistas deben ahora preparar al electorado para el incumplimiento de promesas. Es obvio que ese millón de mentiras y programas sociales que prometieron durante la campaña es imposible de cumplir no tanto por la crisis económica que afrontamos sino más bien porque ellos no tienen la más mínima idea de administración pública.
¿Cómo preparan el camino?
Han comenzado por culpar a los 20 años de administración de ARENA por la actual crisis económica mundial. El M Funes era conciente de la envergadura de la crisis, pero le faltó honestidad desde el inicio. Sin variar mucho del populismo económico que impregnó la última administración, el equipo económico de la nueva administración ha comenzado a incrementar el gasto público sin incrementar los ingresos. Casos específicos: han aumentando el número de plazas en el gabinete, han suprimido el cobro de tárifas voluntarias en los hospitales, han prometido bonos a maestros y un aumento en las pensiones a los ancianos. Pero han faltado agallas para decir como le van a hacer para balancear el presupuesto.
Con respecto a los casos de corrupción que han reportado, aplaudimos que se persigan legalmente. Que se respete la institucionalidad y que se utilicen los canales adecuados para hacerlo. Pero la denuncia no es suficiente. La pelota está en el terreno de los rojos para prevenir que casos similares se den en esta administración.
La solución es fácil: transparencia. Pueden aducir que se necesita legislar, pero el sentido común no se legisla.
Así como se están presentando esos casos de corrupción públicamente, el M Funes debe ordenar a sus miembros de gabinete que comparezcan en público y que den a conocer sus estados financieros. No basta con llenar el formulario de probidad, que den la cara, que los publiquen. Que se incluyan deudas y den a conocer los nombres a quien les adeudan. Además sin tanta roña generó, ¿por qué no suprimir la famosa partida secreta? Aún más, así como en países con tradición democrática más arraigada que la nuestra, los funcionarios debiesen reportar cualquier regalo que sea más de $500, incluyendo regalos de otras naciones.
El M Funes está en el asiento de conductor. Desde el púlpito de la presidencia del país, el M Funes puede promover los CAMBIOS que así desee. Que invierta su capital político, mínimo pero que lo haga.
Pero que se deje ya de pajas ya que cada vez que da una declaración pública carece de detalles y las promesas de que luego miembros del gabinete darán a conocer los detalles comienza a cansar.